
Al sacar su segundo disco compacto, Las Sirenitas del folclor, comandadas por las hermanas Karina y Kandy Puicón se sintieron felices porque no sólo era el hecho de seguir avanzando en el folclor, sino que ya tenían muchas propuestas de trabajo para Bolivia y el sur del país. Sin embargo, luego de un mes que los empresarios le habían ofrecido chambear, cambiaron de parecer y le dijeron que otra oportunidad las llamarían. ¿Qué había pasado? ¿Por qué ese cambio brusco y tan repentino?
NO sólo hubo frustración, sino llanto y dolor. ¿Por qué cambiaron de idea los empresarios? se preguntaron Kandy y Karina. Al averiguar a fondo, consultando amigos, contactos y gente allegada a dichos empresarios, averiguaron que el quid del asunto provenía de su ex jefe, de su ex manager y padrino. ¡ Nuestro padrino!, no lo podían creer, pero lo real y cierto era que el Chato Gradios
las maleteó y condicionó a los empresarios para que no las contratara. Así de simple.
"No pensábamos que nuestro padrino fuera malo, por qué hace eso, si hemos trabajado en su grupo de Las Chicas. El debería de estar feliz que sus ex chicas tienen su propia agrupación.Era cierto entonces las declaraciones de mucha gente que el Chato es malo, mala leche y no tiene escrúpulos para hundir a la gente que triunfa"dijeron dolidas las hermanas de Las Sirenitas del Folclor.
Ese señor tiene un diablo en su alma, y por qué ensañarse con jovencitas que suelen confiar en los adultos, que sueñan con triunfar en el folclor, ¿por qué, señor malvado? Yo tampoco creía que este chato era malo, pues escuché con lágrimas en los ojos a muchas amigas -no quiero mencionar nombre, pero muchos saben quienes son- que este sinverguenza les hizo muchas cosas malas. Y a mí también me calumnió y nunca le voy a perdonar. Y tiene la frescura de exclamar que lo envidian. ¿Por qué envidiar a un frustrado, a un arribista y mala leche? Sólo Dios perdona a los malvados.
Por Julian Peña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario